Para la actividad turística, la sostenibilidad significa una forma de desarrollo de la actividad que permite solucionar las situaciones actuales de riesgo de la industria y evita las dinámicas de crecimiento que están generando desequilibrios económicos, sociales, culturales y ecológicos. Esta definición en términos operativos, resulta en una interacción balanceada de tres factores básicos de la industria turística:
1- El uso apropiado de nuestros recursos naturales y culturales;
2- Mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades locales; y
3- Éxito económico, que pueda contribuir a otros programas de desarrollo nacional.
Sostenibilidad turística no es sólo una idea o una respuesta a la demanda sino que debe ser entendida como una condición indispensable para competir con éxito ahora y en el futuro.
En las últimas décadas, desafortunadamente, la actividad turística ha puesto su atención en los aspectos económicos del turismo sin importar las implicaciones de impacto negativo que genera la actividad sobre el medio ambiente, y la base cultural de las comunidades directamente afectadas por esta industria. No obstante, el agravamiento en el cambio climático y las crisis socio-políticas a nivel mundial han tenido una repercusión significativo sobre la conciencia humana y, por ende, ha incidido plenamente en el rápido crecimiento que ha experimentado en los últimos años el turismo de enfoque naturalista hasta el punto de propiciar un cambio en los hábitos y expectativas de los turistas del mundo.
Dentro de este cambio de la demanda, cada día son más evidentes las exigencias de los turistas hacia un turismo más activo, más participativo con respecto a los intereses ambientales y socioculturales, con servicios de alta calidad, donde se procure la conservación y protección del medio natural, el aprendizaje y preservación de culturas locales, complementando con ello el disfrute de sus vacaciones.
Estamos ciertamente ante un nuevo panorama de oferta y demanda donde cada vez con mayor fuerza el turismo a nivel internacional, es analizado y entendido como una actividad integral que no puede desligarse de su interacción y efecto sobre el ser humano, el medio ambiente, la cultura y la calidad de vida. Ante esta perspectiva resulta claro que la alteración o destrucción de los recursos (naturales, sociales o culturales, entre otros) que forman nuestros atractivos y productos turísticos, conduce inevitablemente a la destrucción del turismo como actividad económica.
Esta nueva cultura turística, no sólo ha incidido sobre los consumidores sino que también los inversionistas están seleccionando con mayor criterio las empresas o proyectos turísticos en las cuales invertir su dinero, procurando asegurarse de que ellas correspondan ecológica, y socialmente con los intereses del desarrollo sostenible. Si a esto agregamos que el turismo es una industria determinada por la demanda, entendemos por qué estos cambios están llegando a tener una repercusión trascendental sobre la oferta de turismo. Por estas razones, se puede afirmar con certeza que: "El turismo del siglo XXI en Costa Rica será sostenible o simplemente no será”.
Para Costa Rica, que ha surgido como líder del turismo sostenible y ha sabido proyectarse exitosamente en este campo, esta situación es de suma importancia para su futuro y a la vez un gran compromiso. Precisamente para contribuir en la consecución de una solución integral y global al problema es que el Instituto Costarricense de Turismo ha implementado la Certificación para la Sostenibilidad Turística, conocido por las siglas "CST".
El propósito fundamental del CST consiste precisamente en convertir el concepto de sostenibilidad en algo real, práctico y necesario en el contexto de la competitividad turística del país, con miras a mejorar la forma en que se utilizan los recursos naturales y sociales, que incentiva la participación activa de las comunidades locales, y brinda un nuevo soporte para la competitividad del sector empresarial.